Este pensamiento está muy extendido en nuestra sexualidad, el sentimiento de que centrarse más en el placer de tu pareja es un gesto de generosidad puede ser algo delicadillo.

Si al leerlo has pensado “ a mí es que me gusta ver a la otra persona disfrutar”, mantén la calma porque es un pensamientos que estoy segura que a la mayoría se nos pasa por la cabeza. 

Por lo general, ver a la otra persona o personas disfrutar es algo muy erótico y que aumenta nuestra autoestima sexual. El problemita puede venir cuando cada persona no se responsabiliza de su propio placer. 

Aquí pueden ocurrir varias cosas, por un lado pensar que la otra persona también va a tener ese sentimiento de “generosidad” y que (aunque no tenga ninguna pinta), también va a querer hacernos disfrutar en algún punto. Por otro lado se suele dar el pensamiento del adivino, es decir que nosotros creamos que la otra persona sabe qué nos gusta, cuándo, con qué intensidad… 
La realidad es que si cada uno se responsabilizara de su placer, las relaciones sexuales estoy segura de que serían mucho más beneficiosas para todas las partes implicadas. 
Responsabilizarse del propio placer implica:

Haber explorado con la propia sexualidad para saber qué te gusta (autoconocimiento).
Saber comunicarlo a las otras personas (asertividad sexual).
Entender que puede que haya personas que no estén a gusto con determinadas practicas (empatía).
Ser consciente de que cuando entran más personas en juego, las cosas no funcionan igual que cuando se está solo (flexibilidad).

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