A veces se nos olvida que el sexo es una forma más de comunicarnos, tanto con nuestra propia persona como con las personas que lo compartimos. 

Bajo mi punto de vista, estamos en una época en la que en determinadas ocasiones nos es más fácil mantener relaciones sexuales con otra persona que hablar con ella; sin darnos cuenta de todo lo que se transmite antes, durante y después del sexo. 

Parece que ahora mismo haya más desnudez hablando de nuestros sentimientos que al quitamos la ropa. Nos es mucho más fácil quitar unos pantalones que preguntar si se está de acuerdo en lo que se está viviendo y sintiendo.

Creo que el consumismo de este siglo ha llegado a las relaciones personales, está muy de moda el consumo de cuerpos sin tener en cuenta la persona que hay detrás, es decir, sin ningún tipo de responsabilidad afectiva. 
Es importante recordarnos que la sexualidad y la afectividad no se pueden separar.

El sexo nos mueve… nos mueve físicamente, emocionalmente, heridas antiguas, pensamientos futuros… y no es malo, lo que pasa que a veces nos asusta; porque hay cosas mejor “tapaditas” a las que preferimos no mirar.

Por favor hablemos, que disfrutar cada momento con responsabilidad afectiva es muy importante para mantener una buena salud mental (y física, si es que se puede hablar de ellas por separado)

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