
No podemos negar que las tecnologías nos han traído innumerables beneficios y cambios en nuestra vida diaria y la sexualidad no se libra de ellos.
Tenemos al alcance de nuestra mano herramientas muy poderosas que han hecho que nuestra forma de relacionarnos con nuestra propia sexualidad y con los demás cambie. Hablo de tener a nuestro alcance por ejemplo pornografía de TODO tipo, aplicaciones para conocer gente como Tinder o internet en general… con la infinita información que nos proporciona.
A esto hay que añadir por un lado, la inmediatez que internet nos brida y que caracteriza nuestras generaciones (lo queremos todo y lo queremos YA); y por otro la necesidad de consumir que nos produce (queremos cada vez más cosas o cada vez experiencias más potentes).
El problema de que estas circunstancias estén calando en nuestra sexualidad, es que algunas personas cada vez necesitan estímulos más potentes para llegar a un mismo nivel de excitación o experiencias cargadas de más adrenalina que las anteriores para despertar su deseo. Precisan la novedad constante de mantener relaciones sexuales con personas nuevas, pornografía de la tildada como hardcore para sentir el climax, o simplemente no disfrutan de la sexualidad porque han probado todo “ya les aburre”
Pero la sexualidad no se trata de probar TODO, y una vez que lo has hecho se te ha acabado la diversión. Experimentar cosas nuevas es maravilloso, pero también hay que dedicar tiempo para reflexionar qué nos gusta, cuándo, cómo…
Importante recordar que los límites de la sexualidad los debe poner cada persona, y que no se trata de consumir experiencias, si no de disfrutarlas y sentirlas porque cada una cambia seguro con respecto a la anterior.
“Sacar el jugo” a tu sexualidad es saber disfrutar de cada segundo, estar centrado en lo que experimentas o piensas, saber comunicarlo y sobretodo divertirte… ¿En serio vas a reducir todo eso a hacer un check o no en una lista de experiencias conseguidas?