
Espero que no se de cuenta de… mi tripa, mi prepucio, mis estrías, el tamaño de mi pene, mis labios menores, mis tetas, la falta de ellas, mis pelos o mi no pelo, mi celulitis, mi olor, mi falta de músculo…. ¡Y la lista podría ser infinita!
Los complejos suelen estar causados por un sinfín de motivos, por ejemplo redes sociales y medios de comunicación que promueven una imagen NADA diversa de nuestros cuerpos. También alguna experiencia negativa o comentario (que cala más de lo que nos gustaría) en relación a ese aspecto corporal que hace que las personas pongamos nuestro foco de atención en él.
Cuando estos pensamientos se cuelan en la cama (o donde queramos) para hacernos compañía en nuestras relaciones sexuales, suelen conseguir que la experiencia no se disfrute y el placer disminuya muchísimo.
Si ellos están presentes, significa que no estamos centrados en la relación sexual en cada roce, en cada movimiento, en buscar qué nos da más placer…
Para nuestra cabecita ese complejo es algo importante, pero me atrevo a decirte que creo que la otra persona o personas con las que te acuestas, ni se fijan. Seguramente sus ojos, pensamientos y sentimientos estarán enfocados en la satisfacción del momento.
Soltar la cuerda que nos ata a y por los complejos a veces no es fácil, pero es una de las claves de disfrutar de las relaciones sexuales, olvídate del resto y céntrate en el momento.
Estos pensamientos intrusivos son muy comunes y a veces difíciles de vencer, ya que llevamos demasiado tiempo conviviendo con ellos, ¡pero los profesionales también estamos para echar una manilla en esto!